A propósito
del artículo"Insuficiente en Educación Física" de la sección de Sociedad en El
País, me surge la imperiosa necesidad de volver a hablar de algo que siempre
estuvo en boca de toda la comunidad educativa, al menos de los profesionales de
la Educación Física.
Para
empezar pondré una transcripción de un párrafo que me llama mucho la atención
por su simplicidad y al mismo tiempo por la importancia de los datos que
transmite:
“…Francia
destina, en educación secundaria, el 14% del “currículo mínimo recomendado” a
esta asignatura, “mientras en España, Malta y Turquía el porcentaje es solo el
3%-4%”, dice el texto. En general, la mayoría de las comunidades autónomas
programan dos horas semanales de Educación Física en la ESO (en lugar de una,
el mínimo fijado por el Gobierno), pero aparte de que el resultado está todavía
muy lejos del tiempo de clase de países como Francia; es insuficiente, según
los expertos.”
Por lo tanto, en España se dedica un 10% menos del tiempo
lectivo a Educación Física que en Francia. Según las diferentes leyes de
educación que hubo en España en los últimos 20 años, el mínimo siempre varió
entre 1 y 2 horas, dando libertad a las comunidades autónomas para aumentar ese
horario en función de lo que ellas crean conveniente. Aunque en su inmensa
mayoría a lo largo de los años, nunca fue mayor de 2 horas.
Analicemos la cuestión. En cualquier otra asignatura la
dinámica es la siguiente (generalizando):
- Introducción/Repaso
- Parte principal
- Conclusiones
Para la primera parte los estudiantes se sientan, abren sus
cuadernos, atienden al profe, responden sus preguntas,…etc. Total que desde el
minuto 0 que entra el profe ya están en clase y es tiempo aprovechable.
En la parte principal la tónica son preguntas, respuestas,
trabajos en grupo, presentaciones, etc. Todo el tiempo es útil y, si se plantea
bien la clase, todos aprovechan el tiempo.
Última parte, dinámica parecida a la de inicio solo que ahora
el objetivo es repasar y asegurarse que los estudiantes atendieron y
entendieron lo explicado y lo trabajado en la sesión.
Pasemos ahora a lo que sería una sesión de Educación Física.
Generalizando:
- Charla inicial
- Calentamiento
- Parte principal
- Vuelta a la calma o retroalimentación
En la primera parte se
necesitan al menos 5 minutos para que los estudiantes se cambien de ropa si no
la llevan ya puesta (no se puede hacer Educación Física con cualquier ropa).
Posteriormente la charla nos lleva otros 5 minutos en los que ya podemos contar
como tiempo aprovechable.
En el calentamiento los
chicos se preparan física y psicológicamente para la parte principal, además se
pueden repasar contenidos de otras sesiones para evitar las sesiones teóricas.
Para la parte principal
queda la mayoría de contenidos a trabajar, tanto prácticos como teóricos
(muchas veces implícitos en la práctica).
Finalmente en la vuelta a
la calma o retroalimentación, los estudiantes vuelven a su estado de reposo
fisiológicamente hablando, y se preparan para la sesión posterior o recreo si
es el caso. Se pueden repasar también contenidos teóricos durante esta parte,
pero principalmente es para relajarse y desactivar un poco los sentidos.
Posteriormente se volverán a cambiar y, en caso de que se disponga de esa
infraestructura, se ducharán, lo que supone terminar la clase 10 o 15 minutos
antes, que sumado a los 5 de cambiarse al inicio son 15-20 minutos de cada
clase (de las 2 que hay semanales), que no se pueden aprovechar para impartir
docencia. Dicho esto, parece inevitable pensar en la gran injusticia y agravio
comparativo que recibe la Educación Física que, al mismo nivel que otras áreas
del currículum, participa del proceso de enseñanza aprendizaje de los
estudiantes y de su formación como ser integral. Por lo visto en otros países
conocen las investigaciones que soportan este argumento.
Lógicamente no vamos a
sustentar todo el criterio de calidad de las sesiones de Educación Física en la
cantidad de horas, pero es innegable que debe haber un mínimo de horas al mes
para que realmente se puedan ver resultados.
Volviendo al artículo:
“El presidente del Consejo de Colegios Oficiales de
Licenciados en Educación Física, Vicente Gambau, reclama de nuevo —ahora que el
Ministerio de Educación está impulsando una nueva ley— que se establezcan, al
menos, esas tres horas semanales de clase de Educación Física de las que habla
el Parlamento Europeo, pero con la aspiración de llegar a cinco horas. Esto
implicaría aumentar una clase semanal más en la ESO, ofrecer la asignatura en
2º de bachillerato y aumentar ligeramente el horario en algunas comunidades en
la educación primaria. De hecho, la materia perdió espacio en primaria tras la
anterior reforma legal (la LOE, de 2006) y la mayoría de las autonomías no
compensaron esa disminución en los horarios finales (las autonomías tienen
margen para completar el tiempo escolar). En 14 comunidades se perdió tiempo de
Educación Física en primaria, según un trabajo de repaso de 2007 de UGT.”
Entonces,… ¿para qué se hacen
las propuestas y las leyes? ¿Para qué está el Parlamento Europeo, al que se
acude cuando conviene y cuando no, se le da la espalda? ¿Será que somos tan
soberbios que no hacemos caso de los consejos de los expertos en la materia?
Resulta muy evidente que lo mínimo para el área de Educación Física deberían
ser 3 horas semanales y, como dice el presidente del Consejo de COLEFs basado
en varios estudios, lo ideal serían 5 horas a la semana, teniendo en cuenta
siempre esos espacios de tiempo ya citados al principio, que no se pueden
considerar lectivos, aunque en ellos haya implícitamente educación para la
salud. Ciñéndome ahora a mi experiencia laboral, he de reconocer que en Ecuador
está mejor planteado el horario de Educación Física ya que en el equivalente a
primaria, hay 3 horas (al menos en los privados) y en secundaria 2 como mínimo,
hasta el último curso de Bachillerato. Incluso en muchas universidades hay una
asignatura de Educación Física en los primeros cursos. Otro tema a tratar sería
la titulación y experiencia de los profesionales de que imparten esas horas
(profesionales a veces…), pero no es ni el momento ni el lugar. Sin embargo son
“horas” de 40 minutos, aunque sin esos tiempo “muertos” de cambio de ropa o
duchas, porque simplemente ya van con la ropa puesta y no suele haber
infraestructura como para disponer de vestuarios.
Para ir terminando con la
reflexión:
“Por ejemplo, aquel trabajo del CSD de 2009
decía: “En la sociedad occidental en general y en la española en particular, se
detecta un aumento progresivo de los hábitos sedentarios de los escolares. Los índices
de sobrepeso y obesidad infantil han crecido de forma alarmante los últimos años.
El estudio ENKID sitúa el índice en un 26,3%, el más alto de Europa junto con Malta
y Grecia. Los hábitos de ocio vinculados a los videojuegos y a las actividades
sedentarias, cada vez son más frecuentes entre los y las jóvenes”.
La mitad de los adolescentes de 15 años solo
hacen ejercicio en esa clase
La ministra Sanidad, Ana Mato,
proclamó a finales del año pasado la conveniencia de que los niños y
adolescentes dediquen al menos cinco horas a la semana a actividades físicas.
Lo dijo en una convención sobre el plan NAOS (Estrategia para la Nutrición, Actividad
Física y Prevención de la Obesidad), dentro del cual, por ejemplo, se ha
limitado la venta de refrescos y bollería en las escuelas. Sin embargo, aunque
tiene el compromiso de seguir fomentando el deporte en edad escolar, el
Ministerio de Educación descarta un aumento del horario mínimo de Educación
Física en los currículos, explica un portavoz del departamento que también es
de Cultura y Deporte.”
Efectivamente, en 2009 el índice era del 26,3%, pero es que
a día de hoy, en 2013, ya va cercano al 30% lo cual es una auténtica
barbaridad. No por el índice en sí, sino porque está comprobado científicamente
que las células grasas acumuladas en estas edades y principalmente la
adolescencia, difícilmente se perderán o convertirán en células de materia
magra en la adultez. ¿Y esto importa? Pues sí, porque el sobrepeso en los
adultos (y cada vez más en los niños) puede implicar diabetes, hipertensión, arteriosclerosis,
enfermedades pulmonares obstructivas, enfermedades cardiovasculares y…mucho,
muchísimo dinero gastado en medicamentos que solo ponen parches por parte de los estados en los que esta situación se
replique. No estamos hablando de algo trivial, estamos hablando de una probable
pandemia de obesidad en un futuro a corto-medio plazo con consecuencias muy
preocupantes. Y lo peor es que los gobiernos reconocen el problema, y
aparentemente quieren controlar dietas, pero es que sin actividad física el
organismo no mejora por sí solo. Claro que puede haber índices más bajos de
porcentaje graso, pero el estado del sistema cardiovascular será el mismo, es decir, malo.
¿¿¿¿¿¿¿¿Y con 2 horas a la semana en el mejor de los casos
tenemos que cambiar esta tendencia???????? O creen que somos superprofesionales
o nos quieren tomar el pelo,…o no les importa tener una población obesa.
Se puede solucionar poco a poco,…pero hay que querer, y
querer es actuar, legislar, aumentar horas de Educación Física e
inevitablemente quitar de otras áreas ya saturadas de horas, por ejemplo la
religión que ni debería aparecer en un currículum educativo de un país laico.