Cuando uno
es recién llegado a un nuevo país, debe convertirse en una máquina de
absorción, lenta y rápida, de costumbres, de tradiciones, de estilos de vida,
de nuevos “sentidos comunes”, en definitiva de la vida del lugar que le acoge.
En mi caso, son ya 3 años en Quito, capital de Ecuador y una ciudad en continuo
crecimiento, cosmopolita y en búsqueda de nuevos retos cada día.
Como todos
saben, me dedico a la Actividad Física y el Deporte, la Salud, la Educación
Física, y en general a todo lo que tenga que ver con estilos de vida saludables
y la práctica física consciente y responsable. Tras algunos años desde que
terminé la carrera y tras una formación continua en Educación Física y el resto
de ámbitos que me interesan, creo que puedo hacer un análisis crítico bastante
objetivo de lo que nos ocupa: La Educación Física en Ecuador, problemática y
posibles soluciones.
En un
principio, con las primeras impresiones del país, ya me había dado cuenta que,
en relación a España (o lo que es lo mismo, en relación a mi experiencia)
existía cierto retraso en varios conceptos y planteamientos sobre la Educación
Física tal como debe ser entendida. Hoy en día no solo reafirmo esos pensamientos
sino que son más profundos de lo que pensaba. En un principio, cabe señalar que
se quiere avanzar en una mejora de la Educación Física, ya que el año pasado se
formuló una Reforma Curricular de la Educación Física http://www.deporte.gob.ec/ claramente
insuficiente para lograr un cambio positivo en el área, aunque la intención está ahí, y eso es importante.
Entremos de lleno en la problemática. Desde siempre, y hasta
hoy, la Educación Física está vista como una formación en deportes,
exclusivamente, en la que los protagonistas son el logro de habilidades y
destrezas sin tener muy en cuenta la salud, la nutrición y la autonomía en la
práctica (entre otras cosas). Por otro lado, en las actividades deportivas extraescolares,
no se pretende dar continuidad a los contenidos y objetivos formativos de la
Educación Física, sino que más bien se pretende crear buenos equipos deportivos
que le den al colegio o escuela en cuestión más réditos sociales, económicos o
de prestigio.
De la parte mental que implica toda actividad física mejor
ni hablo, ya que no existe…
Otro problema que se detecta es la inclusión de la Educación
Física en el Ministerio del Deporte, en el cual se habla mucho de Deporte, y se
crean muchas políticas deportivas y de práctica física, pero en el que pocas
veces o ninguna, se habla de Educación. Planteemos la situación desde otro
punto de vista. El área “Educación Física” etimológicamente hablando se define
como: -educación- sustantivo, y –física- adjetivo. Por lo tanto se trata de un
tipo de Educación, en ningún momento se habla de Deporte Físico o cosas por el
estilo. Quiero decir con esto que es obvio el lugar en el que debe estar la
Educación Física; en el Ministerio de Educación, ya que su principal condición
es educar a través del movimiento, entendiendo por movimiento todas aquellas
actividades físicas que impliquen un desplazamiento del cuerpo o de segmentos
corporales, por lo tanto, también implicada la mente, que dirige los
movimientos conscientes hacia un objetivo u objetivos.
Dicho esto, también existe otra problemática, de tipo
político, que consiste en reducir el número de instalaciones deportivas de los
centros públicos, procurando que éstos no cuenten con coliseos (pabellones)
para la práctica de Educación Física, siendo la alternativa, compartir un
parque público con otros centros educativos cercanos. El argumento: “durante el
horario lectivo quizás son solo 2 horas en las que se usa el coliseo en los
centros fiscales de por ejemplo, 500 estudiantes”. Es fácil rebatir esta
argumentación: si se trata de centros de 500 estudiantes, el coliseo debe usarse al menos 6 de las 8 horas
del día, sin contar los extraescolares. Con una distribución óptima de los
grupos-clase, así como del uso de espacios y de material, el uso está
garantizado, pudiendo abrirse incluso durante los recreos para aquellos
estudiantes que busquen actividades propias de un coliseo, o porqué no, cuando
llueva. Los profesores deben distribuirse por espacios para el control del
alumnado, por lo que la supervisión de las actividades en el coliseo estarían
aseguradas también.
Y ya para finalizar, una breve reflexión sobre lo que debe ser la Educación Física. No se
trata de formar pequeños atletas o deportistas, no se trata de lograr marcas;
se trata de crear una cultura del gusto por la actividad física, guiada y
autónoma, de crear una cultura de la actividad física saludable por encima de
la estética (ya que esta última no siempre incluye a la primera). La Educación
Física debe ser una práctica en la que las actividades corporales estén
íntimamente relacionadas con las prácticas mentales de control del movimiento,
de anticipación, de concentración, etc. Debe ser una práctica social en la que
se prime el éxito, el esfuerzo y la aceptación de los errores cuando sucedan,
en la que se compartan espacios y actividades con otras personas. Por último,
debe ser una Educación Física que eduque también en la alimentación y nutrición
consciente. Está ya comprobado por universidades de todo el mundo, que la mejor
medicina para el ser humano es la actividad física y una correcta alimentación,
sin ambas, seremos siempre propensos a sufrir diferentes enfermedades, desde
algunas “sin importancia” hasta las más amenazantes para nuestra integridad,
como la ateroesclerosis, hipertensión, infartos, etc.
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