Quito, 14
de Julio de 2013
Tras más de
3 meses preparándome, tras muchos kilómetros en el parque y en el ciclo paseo,
tras alguna que otra lesión en el camino,…al fin llegó el día. ¡MI PRIMERA
MARATÓN! La verdad es que el simple nombre, para los que estamos algo metidos
en la actividad física y el deporte, ya impresiona. Lo bueno es que no iba con
presión de ningún tipo ya que al ser la primera no importa el tiempo, lo
importante es llegar. Sin embargo siempre está el gusanillo competitivo y
orgulloso que te dice “tira un poco más”. En fin, no me voy a ir por las ramas
y vamos a centrarnos en la maratón.
3:15 am del
14 de Julio de 2013. Suena el despertador y enciendo la luz. En el suelo ya
está todo preparado. Mi ropa y accesorios para la carrera y la mochila para que
lleve Lucy y me pueda cambiar en la meta, así como algo de beber y comer. Me
visto, me pongo protección solar en todas las zonas susceptibles de recibir
radiación, y me pongo también el pulsómetro para ir adaptándolo a la
temperatura corporal y así, pueda medir mejor.
3:45 am. Ya
desayuné un café (sin leche) con una fruta y un poco de pan. Ahora llega el
turno de la mentalización, se podría decir que empieza en este momento la maratón
de Quito para mí.
4:00 am.
Salgo con mis suegros, caminando, hasta la Plaza de San Francisco. Llegamos a
la plaza con tiempo para que no haya prisas y no se altere la mentalización. Se
están colocando los stands de los diferentes patrocinadores, la estructura en
la que va el “detector” del chip, y el resto de atletas que, a cuentagotas, van
llegando (hay 500 inscritos en la maratón, y unos 2.500 entre 13k, 21k; aunque
éstos salen más tarde).
5:00 am. Me
pongo los cascos, me ato bien las zapatillas, voy por última vez al baño
y,…¡empieza el espectáculo! Caliento con mi rutina de siempre, aunque haciendo
más hincapié en los hombros, pues serán muchos braceos hasta llegar al 42,195.
Al mismo tiempo también se hace un calentamiento general para todos los atletas,
pero confío en el mío de siempre, nunca me falló y tiene sus bases pos supuesto.
Al final del calentamiento, primera sorpresa positiva, lanzan fuegos
artificiales, y la verdad yo ya estaba con los sentimientos a flor de piel, a
lo que se suma eso y bueno…no se puede evitar la emoción.
5:30 am. ¡¡¡¡¡¡¡SALIDA!!!!!!!!
Tras escuchar el himno a Quito, se da la salida. Voy tranquilo, buen ritmo
desde el principio y ya recordando mi organización de la carrera: 1ª parte –
Zona centro-sur-centro. 2ª parte – Zona centro – aeropuerto. 3ª parte –
circuito aeropuerto. En un principio me parecía la organización en etapas más
adecuada, pero ya diré después el porqué no fue así.
+/- 6:50
am. Ya cumplí con la primera etapa, fui a ritmo normal, manteniendo la
regularidad, pensando mucho en lo que queda para reservar fuerzas y corrigiendo
todas las posturas incómodas que podían surgir. Haciendo cada poco una revisión
de articulaciones y lo que sentía en cada una de ellas, todo ok, ¡vamos
adelante!
Km 20,
1:50´ No sé qué hora sería, pero cuando veo el km y que estoy en un tiempo muy
similar al que hice en la media maratón me sorprendo muy positivamente. Aunque
mi ritmo de carrera es muy constante y me cuesta mucho variarlo tanto para bien
como para mal, lo cual es bueno para carreras amateurs (para profesionales es
lo peor); nunca me esperé hacer un tiempo como ese en la distancia de media
maratón. Bueno, todo bien entonces seguimos, ¡vamos!
Km 27. Tras
comer un poco de fruta que había en los avituallamientos y un gel energético,
así como buena hidratación, llego al fin a la entrada al aeropuerto, por un
lado animado porque es la última de las etapas que había planeado, pero con la
mosca detrás de la oreja porque…..¡¡¡todavía era el km 27!!!
Circuito
del aeropuerto. Independientemente de mis errores, que claro que los tuve y
pagué la novatada, creo que no es lo más adecuado para una maratón y menos en
su parte final, combinar varias superficies. De acuerdo en que la arenilla, así
como el césped cortado a ras, son muy buenos para la amortiguación del impacto,
puesto que absorben el mismo limitando el daño a las articulaciones del tren
inferior, principalmente rodilla. Sin embargo, en una maratón lo que interesa,
más siendo al final de la misma, es rentabilizar al máximo cada apoyo y gasto
de energía. En asfalto, el impacto no se amortigua prácticamente y el suelo
devuelve casi toda la energía transmitida, por lo que la sensación de menor
desgaste es obvia. Y sí, mientras corría por dichas superficies las 3 primeras
vueltas (eran 4) pensaba en todo esto. Ahí se me juntó todo, el famoso “muro”
(depleción de todas las reservas energéticas de los músculos), las distintas
superficies, y un bajón anímico importante. Ahí supe realmente qué es una
maratón. Tuve mil pensamientos, entre ellos el ver el fracaso como una opción o
una posibilidad, no sabía si me daban las piernas, pero tenía muchas razones
por las que luchar hasta la extenuación…..¡y ellas pudieron!
ÚLTIMA
VUELTA. Después de todos estos procesos, de derrumbarme anímicamente, de sufrir
como nunca lo había hecho en una prueba deportiva, de tener dolores
insoportables en la articulación de la cabeza del fémur con la cadera, y en la
zona lumbar, de casi llorar de desesperación,…veo a Lucy corriendo para
preguntarme, yo le digo que solo me falta una, pero casi sin creérmelo; escucho
más adelante las palabras mágicas de parte de una jueza de la competición: “última
vuelta nº32”. “VAAAAAAAAAAAAMOOOOOOOOOOOOOS adelante que ya queda pocoooo”,
pensé.
En ese momento empecé a pasar lista de las personas que me importan
padres, Lucy, suegros, Maclo, ahijada y demás familia, tanto ecuatoriana como
española y por las que corría esta carrera, además de por mí mismo lógicamente.
Me acordé también de algunos amigos y amigas especiales y de los que aprendí
muchísimo, sobre todo uno que comparte mi afición por los blogs. Me acordé de mi
ciudad, esa pequeña Ourense, de 100.000 habitantes, con un puente romano
precioso, con una fuente de la que sale agua caliente todo el año y que se
llama As Burgas, de esa plaza mayor inigualable, de ese paseo que rodea el Miño
y por el que corrí tantos kms; me acordé de lo que me hace sufrir siempre CD
Ourense y de vez en cuando me da alegrías, me acordé…..de todos vosotros.
Justo antes
de llegar al desvío para entrar a meta me reciben 2 alumnos!! Uno de ellos con
una camiseta del CD Ourense que le regalé y me acompañan corriendo a meta, ya
no puedo más, a uno le doy mi gorra en señal de agradecimiento. Entro en meta,
veo una bandera que me espera, la cojo lleno de orgullo, se me sale el corazón.
Levanto los brazos sujetando la bandera con tanta fuerza como si fuese de
piedra para lucirla bien alto, veo la recta de meta la cruzo y……………………………VAAAAAAAAAAAAAAAAAMOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS
el mayor grito que pegué en mi vida entera. Un grito que expresa satisfacción,
alegría, orgullo, alivio, que expresa sobre todo gratitud por todos los que
hicieron que esto fuera posible.
Hoy, tras
todo eso, puedo decir que sé lo que es una maratón, y que esos 195 metros
después de los 42 kms son lo máximo. ¡El año que viene más!
* Fotos cortesía de Lucía Cabrera, Carlos Orejuela y Alberto Astudillo
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Se admiten todo tipo de comentarios, pero este blog no se hace responsable por las opiniones vertidas en ellos.