15 junio 2019

PORQUÉ LA SOLUCIÓN A LOS RECREOS NO PASA POR ELIMINAR UN DEPORTE, EN ESTE CASO EL FÚTBOL


Recientemente están saliendo noticias, cada vez más, sobre estrategias de recreos alternativos. Algunas relativas a la arquitectura, otras relativas a la eliminación del deporte más famoso del mundo,…sin embargo, considero que lo que sucede es que nadie se paró a analizar bien el problema buscando el origen de los conflictos a los que se refieren cuando plantean dichas alternativas.
En primer lugar aclarar que el hecho de buscar mejoras en la vida escolar de los estudiantes es algo realmente muy bueno y que supone un reto para la comunidad educativa. Los cambios son los que construyen poco a poco una sociedad mejor y con más herramientas para cambiar el mundo para bien.
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Dicho esto, debemos ser autocríticos e investigar en profundidad la situación. ¿Por qué son problemáticos los recreos? ¿En qué situaciones se dan estas problemáticas y dónde? ¿Quiénes están involucrados? ¿Qué se hace después con los protagonistas? ¿Había adultos observando? ¿Qué hicieron?...
Éstas y muchas otras preguntas, y sus correspondientes respuestas nos ayudarán a llegar a una solución consensuada y hasta cierto punto homogénea para la comunidad educativa, no solo de una institución sino para otras también.

El fútbol es un deporte de equipo en el que se mejoran una serie de destrezas y habilidades físicas, coordinación óculo-podal, coordinación espacio-temporal, así como otros beneficios que se pueden lograr con una buena guía de la práctica, tanto a nivel emocional como a nivel social; de forma que su eliminación dificultaría el desarrollo de dichos aspectos.

El origen de muchos de los problemas que suceden en los recreos (en relación a juegos o actividad física) es la excesiva competitividad o la competición mal entendida, la ausencia de empatía, reglas poco claras, conflicto en la resolución de una situación de juego, solo los niños usan el campo de fútbol y no dejan jugar a las niñas… Vamos a analizarlo:
  • Excesiva competitividad o competición mal entendida: la competición es algo innato en el ser humano, nuestro carácter de animales nos da ese deseo de ser mejores, de medirnos, de ponernos a prueba, sin embargo como animales inteligentes, tenemos la capacidad de modelar esa competición y usarla como una herramienta. Ese pequeño cambio (“herramienta para”, en lugar de “fin último”) es lo que puede generar un cambio radical en las situaciones de los recreos. Un buen momento para hacerlo y seguramente el mejor, es en las sesiones de Educación Física, por lo que los docentes tenemos responsabilidad en este sentido.
  • Ausencia de empatía: la empatía es una capacidad útil para el desarrollo como persona, de forma que los estudiantes pueden entender qué está sintiendo la otra persona en ese momento. La empatía se puede trabajar a través de múltiples actividades y estrategias y somos los docentes los que podemos hacerlo en cada sesión de cada área. “La Educación Física debe fomentar una práctica motriz que busque la extensión de la emoción de los estudiantes, mediante un movimiento que surge de una inspiración personal. De este modo, aparece un cuerpo que expresa, que se relaciona con los demás, que disfruta, que siente. Un cuerpo que se convierte en totalidad, perdiendo su valor como instrumento. Se llega a la emoción y movimiento en una misma realidad” (Ruano, 2004)
  • Reglas poco claras: en este factor se puede trabajar en todo lo que rodea al estudiante y a todos los niveles, desde su día a día (micro) hasta los directores de la institución (macro). El establecimiento de reglas claras, que se cumplan y se hagan cumplir, es responsabilidad del adulto en primer lugar y luego de los estudiantes. Si no damos un buen ejemplo de cómo se cumplen las reglas difícilmente los estudiantes van a seguir las mismas.
  • Conflicto en la resolución de problemas: se trata de un factor complejo en el que influyen diferentes aspectos, sobre todo de índole emocional. Para lograr resolver un conflicto debe haber una persona que actúe como mediador, no necesariamente un adulto. Se debe basar en la inteligencia social y en el pensamiento crítico. Cada persona involucrada debe reconocer los hechos, primero los suyos, para lograr llegar a una buena solución final que esté rodeada de un ambiente de confianza y respeto.
  • Uso del campo de fútbol exclusivo de los niños: efectivamente los niños y
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    chicos usan mayoritariamente los campos de fútbol, aunque cada vez son más las niñas y chicas que se animan a jugar. Lo que es malo es la distribución del espacio en relación al espacio total de ocio de la institución educativa. No pasa nada por dedicar menos espacio al fútbol, es más, los estudiantes que deseen jugar a fútbol lo van a hacer aunque no haya campo de fútbol como tal. Si no hay lo pueden crear y esta dinámica va a generar relaciones, roles y procesos sociales que serán muy buenos para la cohesión social de los estudiantes. Deben existir los espacios de recreo neutros, deben fomentar la creatividad de los estudiantes, sin perjuicio de una diferenciación en los mismos (natural, con formas, con texturas, con líneas,…), o incluso dedicados a multideportes, otros a actividades artísticas,…en fin son muchas las opciones y todas ellas deben incluir la posibilidad de que los estudiantes creen sus actividades. En relación a la exclusión de niñas, se debe trabajar principalmente en educación física y con diferentes estrategias; diversidad de modelos deportivos (¿conocen a Vero Boquete?), creación de situaciones de éxito de forma que las niñas y chicas sean conscientes de que pueden y los niños y chicos vean ese éxito. Variedad de roles; los más hábiles suelen jugar de delanteros porque solo quieren meter más y más goles, ¿y si los animamos a jugar de defensas o porteros y de paso ponemos en valor esas posiciones?

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Estas son solo algunas propuestas, ¡hay miles! Sin embargo todas ellas deben estar acompañadas de un trabajo interdisciplinar, desde la cabeza del centro educativo hasta los docentes y, por supuesto, las familias. Si no se da esa sinergia no existirá cambio alguno.

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