Siguiendo con nuestros amigos estructurales, los huesos, propongo ahora una reseña sobre las fracturas de estrés, que casi todos hemos visto en alguna ocasión, sea por tv o con compañeros deportistas. Son quizá una de las fracturas más raras que se pueden observar, pero no por ello menos preocupantes. ¡Vamos al grano!
“Los
héroes olímpicos son aquellos que no malgastan sus fuerzas en un entrenamiento
precoz y excesivo”. (Aristóteles,
384-322 a .C.)
“Una
fractura de fatiga es la que aparece cuando se aplican esfuerzos excesivos a un
hueso que posee una resistencia elástica normal”. (Pentecost, Jama, 1964).
“Son
fracturas que aparecen sobre un hueso normal, por el efecto de la suma de
esfuerzos, que aisladamente no producirían daño alguno”. (Delee, 1983).
Se
trata de un problema que se extiende cada vez más entre los deportistas: 9 de
los 24 componentes de la selección USA de fútbol del Mundial de 1994 habían
tenido una fractura de estrés.
Se
describieron inicialmente por Briethaup, un médico militar prusiano, en
reclutas en 1855, afectando a los metatarsianos. Las llamó fracturas de marcha
o fracturas de Deutschlander. Hasta 1958 no se describieron por primera vez en
deportistas.
Parecen
ser menos frecuentes entre la raza negra. Son más frecuentes en mujeres que en
hombres sometidos a un programa de entrenamiento similar. Sin embargo en
deportistas de menos de 16 años la proporción es similar en chicos que en
chicas.
El hueso que se afecta con más
frecuencia es la tibia, donde pueden recibir diferentes nombres por confusión
con otras patologías: “shin splint”, periostitis (o fascitis de inserción del
soleo en la cara posterimedial de la tibia), síndromes compartimentales
crónicos... Parece que las fracturas de fémur y tarso son más frecuentes en
deportistas más mayores y las de tibia y peroné en deportistas más jóvenes. Los deportes en los que se pueden dar fracturas
de estrés son todos.
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DEPORTES Y ACTIVIDADES ASOCIADOS CON
DIFERENTES SITUACIONES DE FRACTURA DE STRESS
l Apófisis coracoides: Tiro.
l Escápula: Carrera con pesos en la manos.
l Húmero: Deportes de raqueta y lanzamiento en los que
hay una torsión.
l Olécranon: Lanzamientos.
l Cúbito: Tenis (especialmente), gimnasia, voley,
natación, deportes de minusválidos.
l Primera costilla: Lanzamientos, culturismo.
l Resto de costillas: Remo (movimientos de patada:
contracción muscular).
l Pars interarticulares: Gimnasia, ballet, voley
(deportes con hiperextensión de columna, con rotación y cargas), lanzadores de
criquet, saltos de trampolín.
l Ramas pubianas: Rodadores, ballet, mujeres soldado en
la antigüedad.
l Fémur (cuello): Fondistas, saltos, ballet.
l Fémur (diáfisis): Fondistas.
l Tibia: Carrera, ballet.
l Maleolo medial: Baloncesto, corredores.
l Peroné: Corredores, aeróbic, ballet.
l Calcáneo: Marchadores (con apoyo sobre talón).
l Astrágalo: Saltadores de pértiga.
l Escafoides: Velocistas, medio fondistas, vallistas,
saltadores, fútbol...
l Metatarsiano en general: Carrera, ballet, marcha.
l Metatarsiano (base del 2º): Ballet.
l Metatarsiano (5º): Tenis, ballet, baloncesto.
l Sesamoideos: Corredores, ballet, baloncesto.
¿PORQUÉ
SE PRODUCEN?
La
teoría más aceptada sugiere que un esfuerzo repetido provoca una reabsorción
perióstica que supera el ritmo de remodelación ósea, debilitando la cortical
hasta que se produce la macrofractura. El papel de la musculatura puede ser
protector o provocador:
- Dentro de unos límites, protege al hueso al evitar que
se transmitan al tejido óseo esfuerzos flexores excesivos.
- Por encima de
esos límites, o con fuerzas musculares aplicadas de manera muy violenta y
repetida, las fuerzas compresivas pueden superar el límite de carga del hueso,
provocando una reabsorción perióstica más rápida que la aposición de nuevo
hueso a lo largo de las líneas de fuerza. Esta modulación está influida por
factores nutricionales y endocrinológicos (relacionados, entre otras cosas con
el nivel de estrógenos).
Una respuesta adaptativa correcta en el hueso exige
que los esfuerzos se apliquen de manera cíclica, alternando con períodos de
reposo, aunque el ritmo de esfuerzo y de reposo permisible dependerá de la
situación biológica del deportista.
Se
busca que la dosis de carga genere una
respuesta que esté siempre por debajo de la línea de lesión. Buscar una carga,
acercarse a un nivel próximo de lesión, esperar a que se adapte y aplicar una
nueva carga, volver a esperar a que se adapte y así repetidamente, para
conseguir un rendimiento alto.
Los
errores de entrenamiento son la causa más frecuente de las fracturas de estrés,
la mayor parte de ellas aparecen durante un período de incremento secuencial,
escalonado, de la carga de entrenamiento. Se ven favorecidos por factores
anatómicos, como los pies cavos (en el caso de metatarsianos y fémur) o los
retropies pronados (tibia y huesos del tarso). También son más frecuentes en
mujeres amenorreicas ( Menos de un 15% de grasa), tal vez porque poseen un
nivel de densidad ósea más bajo que los controles de edad y actividad física
similar.
El
realizar un diagnóstico precoz es vital: un estudio sobre 23 fracturas de
cuello femoral demostró que en deportistas de elite habían representado la
causa de abandono de la práctica deportiva. Sin embargo, la historia de estos
pacientes es uniformemente parecida: el dolor aparece gradualmente durante un
período de 2-3 semanas en el caso que afecten a hueso cortical, y más breve
(incluso menos de 24 horas) en el caso de que se afecte hueso esponjoso;
prácticamente siempre hay un antecedente de cambio en la carga de
entrenamiento, bien durante un período de tiempo más o menos gradual, o bien en
un único evento. “Los
síntomas comienzan de manera insidiosa. Al principio el atleta nota un dolor
sordo en una u otra espinilla que aparece al final del entrenamiento. La
intensidad de dolor, al principio moderado, se incrementa progresivamente a lo
largo de los días, hasta alcanzar un nivel en el que no se puede continuar
corriendo. Al principio el dolor cede con reposo, pero reaparece con el
entrenamiento. A medida que pasan los días, el dolor se reproduce a distancias
cada vez más cortas y persiste durante algunas
horas después de que cede la actividad deportiva. Por último el dolor permanece
incluso por la noche, aunque no impide conciliar el sueño, y cualquier intento
de correr provoca un dolor severo inmediatamente y se tiene que interrumpir el
entrenamiento. Después de unos cuantos días de reposo el atleta se siente mejor
e intenta correr de nuevo, para descubrir que el dolor aparece. De esta manera
se puede perder toda la temporada de competición” (DEVAS 1958).
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TRATAMIENTO
El primer
punto a considerar será una correcta dieta, especialmente en chicas jóvenes
y en deportistas que vivan alejados de la familia. Deberíamos tender a una dieta
baja en grasa, rica en hidratos de carbono y evitando bebidas carbonatadas
dulces, por su riqueza en fosfatos (cuyo exceso puede representar un factor
importante en la mala adaptación del hueso al esfuerzo). Se deben emplear
suplementos de calcio hasta los requerimientos dietéticos mínimos (en una mujer
deportista hasta 1500 mg de calcio por día).
El
segundo punto es recordar que el reposo es la manera de lograr que la tasa de
reparación ósea supere a la de absorción. En general necesitaremos de 6 a 8 semanas de reposo para la
mayor parte de las fracturas, aunque algunas (las de las ramas pubianas, por
ejemplo) pueden requerir entre 2 y 5 meses para consolidar. Si es posible
transferir las cargas a otras zonas, sería posible retomar parcialmente el
entrenamiento sin dañar la zona de la fractura; para ello se pueden emplear
férulas neumáticas, plantillas...; dependiendo de la localización de la lesión.
Debemos intentar mantener el nivel de forma cardiovascular del deportista por
medio de entrenamiento no agresivo para la zona lesionada: carrera en agua,
bicicleta, etc.
En
general tan sólo 1 de cada 5 fracturas de estrés consolidará si se intenta
mantener la práctica deportiva; 1 de cada 3 se reduce la actividad física; 8 de
cada 10 si se somete al deportista a descarga con muletas de la zona lesionada
durante 6-8 semanas.
TIEMPO
DE CONSOLIDACIÓN DE ALGUNOS HUESOS
|
|||
HUESO
|
2-4
SEMANAS
|
1-2 MESES
|
>2
MESES
|
Tibia
|
0%
|
43%
|
57%
|
Peroné
|
7%
|
75%
|
18%
|
Metas
|
20%
|
57%
|
23%
|
Sesamoideos
|
0%
|
0%
|
100%
|
Pelvis
|
0%
|
29%
|
71%
|
Olécranon
|
0%
|
0%
|
100% (*)
|
Fémur
|
7%
|
7%
|
86%
|
(*) Debería de consolidar rápido porque es un hueso muy
esponjoso, pero no es así. Es muy difícil de inmovilizar como tiene que ser: en
extensión.
El video que hay a continuación puede herir sensibilidades, se puede observar una fractura de estrés durante una carrera de 100m. El objeto de este video es poder visualizar cómo se produce la fractura sin golpe alguno, "simplemente" por la sobrecarga en el hueso, en este caso tibia y peroné.
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