Continuando con la publicación del pasado fin
de semana, nos vamos a centrar en esta ocasión en otros aspectos de le
“Educación Física Ideal” que, en mi opinión y según varios autores, se deberían
considerar en nuestra materia.
Metodología:
Resulta evidente, que dependiendo del contenido
a tratar se usarán unos métodos u otros, e incluso se puede afirmar que no se
usa jamás un método puro, sino más bien se van mezclando en función de las
necesidades, del objetivo, del grupo-clase, y del contenido a tratar. Otro
factor que puede influir en el método de enseñanza (no en su aplicación sino en
su elección) es la instalación con la que cuenta el centro educativo.
A grandes rasgos y siguiendo las líneas más
aceptadas e investigadas, se establece como más adecuado para el aprendizaje de
técnicas o habilidades y destrezas nuevas, el estilo de mando directo y una vez
que se haya avanzado, el de asignación de tareas. Que como sabemos, son buenos
para lograr un mayor control del grupo, así como mayor rigurosidad en el
aprendizaje del contenido a tratar (entre otras características). Otro estilo
que se puede utilizar para este tipo de contenidos, en el caso de alumnado de
edades más avanzadas, es el descubrimiento guiado. Su principal característica
es el aprendizaje significativo que implica.
El alumnado, por medio de
preguntas del profesor, se dirige hacia el objetivo final de la sesión que, en
el caso de los contenidos de técnicas, será ese mismo. Similar a este último
caso es el estilo de enseñanza denominado resolución de problemas, que, aún
teniendo una estructura muy parecida al descubrimiento guiado, no son iguales.
La diferencia estriba en que en la resolución
de problemas se busca simplemente solucionar
dicho problema, sea cual sea la solución; mientras que en el descubrimiento guiado se guía hacia una sola respuesta.
Con todo ello, y otros aspectos que no voy a desarrollar
para no hacer muy tedioso el artículo (constructivismo y aprendizaje
significativo, manejo de grupos, espacios en las sesiones,…), formaremos
nuestra propia metodología. Creo firmemente que como profesores, no nos debemos
atar a una u otra metodología pura, sino más bien debemos adaptar las características de diferentes metodologías y estilos de
enseñanza a nuestra situación y lo que nos interese en cada momento. Para
lograr individualizar al máximo la
enseñanza, también debemos individualizar
la docencia, ya que cada centro, cada grupo, cada alumno/a, incluso cada
sistema educativo; tiene sus características particulares, mientras que
nosotros somos los mismos. Precisamente por esto, debemos formarnos y
actualizarnos continuamente, reforzando sobretodo nuestra capacidad de
adaptación a diversas situaciones que se nos planteen.
Evaluación:
A continuación realizaré una aproximación a
todos los procesos, objetivos, formas y momentos de la evaluación.
¿Qué se evalúa? |
Como se puede observar en la figura, existen 3 elementos que se evaluarán en todo proceso de enseñanza-aprendizaje; Alumnado, Profesorado y el propio Proceso.
En relación al alumnado, evaluaremos sus conceptos, procedimientos y actitudes, valores y normas; manteniendo así el principio de "integralidad" de la Educación Física, y que pretende incluir todos los procesos que se dan tanto en cuerpo como en mente al educar nuestros movimientos y comportamientos motores.
En el profesorado, los aspectos a evaluar son; la metodología utilizada, que como vimos anteriormente no será pura, sino más bien un conjunto de características que van a dar forma a nuestra propia metodología. Los medios o recursos utilizados para su función docente (sean físicos, habilidades docentes, etc.), la motivación en toda su amplitud, es decir; no solo su propia motivación para impartir las sesiones sino la que es capaz de transmitir a su alumnado. Y finalmente, el manejo de grupos como una estrategia y característica importante para todo profesor, y que se podría englobar dentro de "metodología"; sin embargo por su importancia, creo conveniente tratarla como una categoría propia.
En relación al proceso, los elementos son los que lo componen; es decir, el primer paso para todo proceso de enseñanza-aprendizaje es la planificación de forma global, y a continuación aparece la planificación por bloques o Unidades Didácticas, que son el siguiente nivel de concreción de la planificación global.
Los momentos en los que se produce la evaluación |
En este caso, la explicación es más sencilla ya que existen 3 momentos claves en los que realizar la evaluación. El primero, como su propio nombre indica, será la evaluación inicial, y que nos va a aportar datos sobre la situación actual del alumnado y así, en función de ellos, poder planificar. Existe otro momento similar, llamado evaluación final o sumativa, en el que se valora todo lo adquirido tras el proceso de enseñanza-aprendizaje, y además también sirve para realizar un análisis del nivel de partida (evaluación inicial) y el nivel actual, que hablará bien o mal del proceso en función de los avances y su significación. Durante el proceso de enseñanza-aprendizaje también se evalúa, se trata de la formativa o procesual. Con ella se pretende realizar revisiones del proceso para analizar si son necesarias adaptaciones o ajustes.
¿Cómo vamos a evaluar? |
En este cuadro resumen, tenemos a grandes rasgos, cómo podremos realizar la evaluación teniendo en cuenta todos los aspectos mencionados con anterioridad. Por ejemplo, para una evaluación inicial, como podemos observar se propone la elaboración de un historial del alumno/a, un cuestionario o una entrevista personal. Si se tratara de aspectos físicos del alumno/a, podemos recurrir a baterías de tests como la Eurofit o adaptaciones de la misma a nuestro centro o alumnado. Y así con todos los momentos y tipos de evaluación presentados.
¿Quienes son los evaluados? |
Para finalizar esta publicación (aunque el tema daría para muchas más), puntualizaré quién evalúa en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Pues bien, los dos protagonistas principales del mismo, el alumnado y el profesorado. Del alumnado todos tenemos claro que se le evalúa, aunque quizá conviene recordar que no solo el profesorado lo puede/debe evaluar, sino que también él mismo lo debería hacer, en un ejercicio de autocrítica y humildad. Lo mismo sucede o debería suceder con el profesor/a, que en un ejercicio de humildad y autocrítica, debería analizar las sesiones al finalizar las mismas y procurar corregir aquellos aspectos que considere han salido mal o pueden mejorarse. Este proceso de evaluación es recíproco, ya que el alumnado también debe evaluar al profesorado, lo cual debe tomarse como una "medición" por parte de los chicos/as de los objetivos logrados por ellos y por el profesor y si el proceso estuvo bien planteado desde su punto de vista, que quizá no sea tan técnico como el nuestro, pero que en ocasiones aporta mucho de cara a futuras planificaciones.
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