El primer artículo de reflexión lo
voy a recuperar de otra publicación que hice en este blog de actividad física, deporte sano, realismo, en definitiva, una puerta abierta al mundo del movimiento, sin ataduras a nada ni a nadie. De los pocos que expresan lo que pasa de verdad:
Y por supuesto, gracias al amigo
Pepe ;) Lo reedito actualizando algunos conceptos, pero el fondo sigue siendo
el mismo:
LA COMPETICIÓN EN LOS
NIÑOS (UN DEBATE ABIERTO)
Competición,…¿sí o no?
Ya hace tiempo que este debate
está en el mundo de la actividad física y el deporte. No solo en el ámbito
educativo formal, sino también en todos los clubes y escuelas deportivas, sean
de la parte del mundo que sean.
Dado que, últimamente
está resurgiendo este debate, con opiniones encontradas; unos que si,
otros que no, otros que quizás,… No pretendo con estas líneas sentar cátedra de
nada, simplemente aportar algo de luz y, lógicamente mi visión personal del
tema. Concretamente en Ecuador existe una discusión más acentuada si cabe,
debido a la aún fuerte presencia de conceptos militares en los colegios y
escuelas. Lo primero que debemos hacer en un
debate de este tipo es definir correctamente sobre lo que estamos hablando; el
objeto del debate.
La competición, se define como:
(RAE)
1. f. Competencia o
rivalidad de quienes se disputan una misma cosa o la pretenden.
2. f. Acción y
efecto de competir, y más propiamente en materia de deportes.
A estas definiciones añadiría,…”en
cualquier ámbito, sea personal, profesional, laboral,…”. En la vida competimos
prácticamente a diario y en los diferentes ámbitos en los que nos movemos.
Una vez definido, ya podemos empezar
a valorar la cuestión:
El ser humano, como animal que es
(racional, pero animal al fin y al cabo); desde que nace compite por ser mejor
que alguien o que él mismo. Está en nuestra naturaleza, y lo mejor que
podemos hacer es intentar educar nuestra naturaleza, pero no luchar contra
ella.
Las diferentes posturas
- La
competición es mala:
Cuando se defiende esta postura, se
suele argumentar en el sentido de: se fomenta la rivalidad, el odio, el ganar a
toda costa, no se ayuda al compañerismo, los niños son inocentes y no deben competir,…
- La
competición es buena:
En este caso, los argumentos suelen
ser: así se preparan para la competición federada, aprenden para
situaciones de la vida, “es justo y necesario”, tienen que competir,…
Valoración personal y conclusión
La competición en sí, no es mala. La
hacen mala los que la usan mal. El ganar no debe ser un objetivo para un
niño, de hecho no puede serlo, salvo para aquellos que cobran por ganar ya que
sencillamente, es su trabajo. Ese dicho de “hay que ganar como sea”, es la mayor
equivocación que se puede cometer en la enseñanza de un niño (digo enseñanza
porque hasta la categoría juvenil no se debe hablar tanto de entrenamientos,
sino de formación por medio de un deporte). El objetivo de todo club de base,
de toda escuela deportiva, debe ser por encima de todo la educación integral
de sus chicos/as, nunca el ganar. Por eso, mi posición es el valorar la
competición como algo muy sano, una herramienta inmejorable para
aprender a ser compañeros y hacer todo lo posible, todos juntos (en los
deportes de equipo claro), para lograr un objetivo común.
Durante un juego en el que solo importa eso, jugar |
En lugar de plantear como objetivo
de un partido el ganar; podemos plantear ciertas acciones técnico-tácticas
practicadas las últimas semanas, lograr un número determinado de goles, lograr
que no nos metan un número determinado de goles, lograr cierta cantidad de
pases, de posesión,… Existen multitud de objetivos para plantear en un partido
o en una competición, como para poder obviar el de ganar. En los procesos de
formación no es tan importante el resultado como el proceso por el que se
logran los resultados. De esta forma los chicos/as entenderán que es más
importante hacer las cosas bien que el “ganar a cualquier precio”. Al final,
haciendo las cosas bien, siempre hay resultados.
Las propuestas de campeonatos en los
que no se valora el resultado (o ni siquiera existe), son buenas, son otra
alternativa para evitar sobrevalorar el resultado y sin duda, debería haber
más. Pero también se puede educar con la competición, es una herramienta más
que tiene el educador para poder trasmitir los conocimientos.
Finalmente, señalar que, tras mis
primeras experiencias en Ecuador, observo que se le da bastante importancia a
la competición, en gran medida por lo apuntado más arriba y la influencia de la
educación militar; que en sí misma tiene aspectos positivos y negativos, como
tantos otros modelos de educación, pero en relación al objeto de esta
publicación, considero que se le da un enfoque mejorable. Se pretende enseñar y
aprender con la competición por bandera, prácticamente sin situaciones analíticas
de práctica, sin uso racional de los fundamentos técnicos y tácticos, usando la
competición como un fin y orientando toda la práctica hacia ella. Además entra
el factor de los diferentes colegios particulares, que usan el deporte como una
forma de “mejorar” sus estatus, celebrando competiciones que pretenden, sean un
lugar de encuentro, pero sin embargo son competiciones de todo, menos sanas. El
deporte si se entiendo bien y se usa con fines educativos puede ser un elemento
muy enriquecedor a nivel personal y ayudar a construir mejores personas y
ciudadanos.
La competición si la usamos como un
fin, como un objetivo final, se puede convertir en el peor de los errores,
porque; para empezar no todas las personas van a poder competir, los que tengan
menos habilidades jamás podrán mejorarlas, simplemente porque no van a
participar (porque no les dejan o porque ellos mismos se inhiben). Y eso en un
ambiente educativo y formativo es una aberración. Los profesionales son los
únicos que deberían tener la competición como un objetivo, porque para eso les
pagan.
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