Venimos de unos días convulsos en
el mundo del fútbol en España. El otro día, antes del encuentro entre el Atlético de
Madrid y el Deportivo de A Coruña, se produjeron unos “enfrentamientos” entre
hinchas del Depor y del Atleti con el resultado de un muerto, un asesinato.
En seguida llegaron las declaraciones
y manifiestos de diferentes colectivos condenando el acto, diciendo que fue una
reyerta, una lucha entre radicales/ultas/…. En seguida salieron todos esos conceptos
indefinidos y mal usados habitualmente, en seguida salieron los prejuicios y
los miedos, los complejos,… El caso es que hay un muerto, y para justificar ese
asesinato ya no saben qué inventarse. Que si hubo una quedada, que si no fueron
avisando, que si es algo normal entre “ultras”,…
Me permito disertar sobre este
asunto porque, por suerte, estuve en todas las facetas del deporte, incluida la
de “radical”.
Lo primero que dijeron los
dirigentes del opio del pueblo español, es que fue un acto que nada tiene que
ver con el fútbol, que esos no representan a nadie, que les habría gustado
hacer más y algunas sandeces por el estilo. Bueno, pues vamos a meternos de
lleno en el asunto.
Resulta que desde hace ya
bastante tiempo, los grupos más violentos que ensucian la sociedad española y
parte de Europa, son los neonazis. Si, ideologías políticas, no fútbol. Estos
grupos campan a sus anchas por casi todo el territorio español, con la
connivencia de las autoridades, que están más preocupadas por sacar de su casa
a una persona de 85 años que de erradicar por completo a estos asesinos en
potencia. Son individuos que detestan a las personas que piensan diferente (sea
por su color, por su tendencia sexual, por su ideología nacional, etc), que no
respetan a nadie y que de vez en cuando se reúnen para exaltar a sus ídolos
(Hitler, Franco, Mussolini,…) rodeados de una orgía de violencia, drogas y sexo
fuera de control. A estos se les debe llamar “ultras”.
Otro ultra www.elmundo.es |
Por otro lado tenemos a los
grupos que debemos llamar “radicales”, que tienen por lo general una ideología
de izquierdas, defensora del proletariado, que también tienen sus orgías de
drogas y sexo, pero no de violencia; o al menos no violencia como un objetivo.
Dichos grupos se reúnen de vez en cuando en torno a eventos de índole social,
como defender a una persona que va a ser desahuciada, manifestaciones
proaborto, en defensa de la naturaleza, entre otras… Ambos grupos, que
podríamos llamar tribus urbanas en base a las descripción del libro “Tribus Urbanas:
el ansia de identidad juvenil, entre el culto a la imagen y ” de Oriol Costa, P.; Pére Tornero J.M.;
Tropea, F., usan el escaparate de los estadios para hacerse ver, de forma que
la sociedad sepa que están ahí. La mayoría apoyan a su respectivo equipo de la
ciudad, sin embargo otros, sobretodo en los grupos ultras, solo van para
provocar o para buscar peleas y luchas. Éstos últimos son el origen de todos
los problemas de violencia que puede haber en un estadio. Fuera de él, también
son un problema, pero si la situación violenta se da con la participación de
grupos “aliados” con ideologías similares, entonces hablamos de un
enfrentamiento entre fascistas y antifascistas, ni más ni menos, así es como se
debe llamar. En estos casos, el fútbol es lo de menos ya que son
enfrentamientos que se dan fuera de los recintos deportivos; si bien dentro de
los mismos ya hay provocaciones con banderas, simbologías y cánticos. ¿Si se
les expulsa de los estadios se soluciona el problema? Estético puede ser, pero
el problema de fondo sigue. Sigue habiendo grupos de personas que quieren
asesinar a otras solo por pensar diferente o ser diferente, sigue habiendo
miedo a pasar por ciertas zonas de las ciudades porque los ciudadanos saben que
son frecuentadas por estos grupos. El que se les expulse del fútbol solo es una
medida para lanzar la piedra a otro tejado, un parche, pero nunca una solución
a este problema en concreto.
Antifascistas 4.bp.blogspot.com |
No voy a terminar exponiendo
soluciones, ni recetas. Se trata de un problema grande y en el que tienen que
participar varias instituciones así como asociaciones de ciudadanos para llegar
a soluciones verdaderas. El objetivo de esta disertación es crear debate, hacer
pensar y reflexionar. Principalmente aludir al sentido crítico que todos
tenemos por naturaleza y analizar bien cómo tratan este tema las diferentes
instituciones, de forma que cada uno de nosotros se cree una imagen lo más
cercana a la realidad posible, que no siempre (casi nunca) coincide con lo que
nos venden las instituciones oficiales. Y por supuesto, para condenar firmemente
todo tipo de violencia tanto dentro como fuera de un campo de fútbol o
cualquier otro deporte.
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