No son pocos los padres y madres que piensan
“si yo nunca hice deporte, ¿¿cómo voy a hacer para que mis hijos se muevan
algo??”. Pues bien, es posible.
Primero debemos contextualizar y entender a
grandes rasgos el comportamiento de los niños. Por lo general, el niño suele
imitar lo que hacen sus referentes, sean familiares directos, profesores,
amigos, etc. Por este motivo, conviene ser consciente de lo que manifestamos
ante los peques de la casa, porque a lo mejor, estamos transmitiendo algo
negativo o contraproducente para su vida.
En el caso que nos ocupa, debemos pensar y
razonar una cosa. Si cuando los niños y niñas son todavía pequeños, jugamos con
ellos todos los días, procurando introducir paulatinamente actividad física, la
probabilidad de crear esa cultura en ellos sería mayor que si nos dedicamos a
la vida “adulta” sin prestar mayor atención a lo que hacen los niños.